viernes, 24 de mayo de 2013

En la actualidad, hay un gran auge entorno a la impresión 3D debido al paulatino descenso del precio de las máquinas, que ya son totalmente asequibles al consumo doméstico. Además, existe una cierta facilidad en la red para adquirir la materia prima para las mismas, el plástico. Igualmente, también nos podemos encontrar con multitud de páginas donde descargarse los modelos 3D totalmente de forma gratuita. La única limitación existente se encuentra en la poca diversidad de los materiales para imprimir objetos.

La materia prima más común para hacer funcionar a las impresoras 3D son los plásticos ABS (acrilonitrilo butadieno estireno) y los PLA (ácido poliláctico), llamados termoplásticos por su capacidad para fundirse a altas temperaturas. Esta característica es imprescindible para la impresión en tres dimensiones, ya que el material debe ser expulsado a través de una boquilla en forma de filamento. Al contacto con el aire se produce un enfriamiento repentino que convierte al plástico en estado sólido.

Sin embargo, se están llevando a cabo multitud de estudios y experimentos para diversificar los tipos de sustancias que se pueden utilizar para aumentar 
las posibilidades de construir objetos, con diferente textura y otras propiedades físicas.

El nailon, la madera o el cemento son algunos de estos nuevos materiales, pero también han ideado formas de concentrar en materia prima el papel, la sal y los acrílicos. Con ello su intención es incrementar el potencial de la impresión 3D como técnica para complementar la arquitectura, el diseño de interiores, de muebles y de objetos en general.



Los nuevos materiales tienen características que los hacen francamente atractivos. Aunque aún continúa la experimentación para optimizarlos, constituyen una alternativa barata y procedente del reciclaje. Se busca que sean más fuertes y modificables. El fin último es el que comparte la impresión 3D: replantear las formas de fabricación y construcción actuales.

El cemento se consigue mediante un polímero basado en este material, al que se le añade fibra para incrementar su solidez. La sustancia se combina con un líquido para crear la mezcla que saldrá por la boquilla de la impresora 3D. La madera, la sal y el papel constituyen alternativas verdes a los plásticos comúnmente utilizados. No sólo por sus propiedades más benignas con el medio ambiente sino porque la obtención es a partir de materiales reciclados. Aunque ya se han inventado máquinas para reutilizar residuos caseros y conformar plásticos utilizables por máquinas convencionales.

La materia prima basada en madera se compone de diferentes tipos de madera reciclados, ofreciendo como resultado final un material rígido y fuerte. El uso del papel aún se encuentra en fase de desarrollo por la empresa, pero de momento se crea a partir de hojas de periódicos. El nailon, por su parte, moldea objetos blancos y tiene la propiedad de ser relativamente flexible y poroso. La textura final de los materiales tiende a imitar la que tenían en origen.

Nuevos materiales, nuevos usos
La utilización de nuevos materiales, más allá de los plásticos que han acaparado la atención hasta ahora, abre las posibilidades de crear nuevos objetos o a dedicar éstos a usos diferentes. La madera, por ejemplo, está llamada a dar un vuelco a la decoración de interiores practicada mediante impresión 3D.

El polímero de cemento puede encontrar aplicaciones en arquitectura. Las impresoras 3D podrán diseñar estructuras que hasta este momento sólo era posible crear en fábricas. Particularmente en las reparaciones es donde este material podría tener un protagonismo mayor. Desde Emerging Objects afirman que la mezcla es más fuerte que el hormigón convencional.



Los nuevos materiales también podrán asumir el papel de objetos cotidianos, como lámparas, percheros o pequeños muebles. Incluso se podrían introducir en la construcción de juguetes, aunque en este ámbito los plásticos dan un buen resultado. Para impulsar su expansión, la compañía ha procurado que sus desarrollos sean compatibles con cualquier impresora 3D.

Pero éstos no son los únicos experimentos que se están llevando a cabo. Otras compañías están coqueteando con la idea de imprimir carne en 3D, tal y como suena. En un futuro no muy lejano algunos alimentos de nuestra dietapodrán haber salido en última instancia de una impresora. Los investigadores están tratando de reproducir en el laboratorio la textura y el sabor de músculos y tejidos animales.

Esta tarea entronca con la voluntad de otros científicos de reproducir tejidos humanos. En esta ocasión con otro objetivo, el de imprimir órganos en 3D. Este logro representaría un salto de altura para la medicina, ya que la escasez en la donación se podría compensar con la síntesis de modelos artificiales.

Fuente original: http://blogthinkbig.com/gama-materiales-impresion-3d/

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