El fenómeno de las impresoras 3D está captando el interés de muchísimos usuarios que están ideando nuevas y espectaculares aplicaciones para esta tecnología. En uno de los últimos ejemplos, un abogado de Nueva York está utilizando estos dispositivos para imprimir en 3D ingenios y pruebas de concepto que inventores del siglo XIX jamás pudieron ver realizados.
Martin Galese se dedica a rebuscar entre el archivo de patentes de la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de los EE.UU. y trata de llevar algunas de esas antiguas patentes para convertirlas en una realidad. “Si te fijas en las figuras y diagramas de las patentes del siglo XIX, éstas son realmente preciosas. Son toda una obra de arte“, confesaba Galese.
Inventos antiguos - como este puesto de flores 1875 - cuyos diseños una vez patentadas están ahora en el dominio público, han sido devueltos a la vida por Martin Galese, un entusiasta de la impresión 3-D y el abogado.
La curiosa afición ha permitido recuperar objetos perdidos y que según Galese son un enlace tangible con el pasado. Un ejemplo curioso es el de un rascador para ollas que fue diseñado en 1875 y que ha vuelto a la vida con un diseño singular que parece ser perfecto para quitar la suciedad en ollas de cualquier tamaño y forma.
No es el único invento recuperado: este abogado ya ha descubierto una docena de diseños más que ha convertido en diseños 3D utilizables por cualquiera que quiera aprovecharlos si disponen de impresoras 3D. La validez de esas patentes ha expirado, por lo que es posible aprovechar esos diseños y darles nueva vida.
Por otro lado, también es posible sacar réplicas de fósiles en impresoras 3D gracias al lanzamiento de la colección de fósiles 3D VIRTUAL del British Geological Survey, una página web 3d-fósiles.
De esta manera, la impresión 3D puede resultar muy útil para Museos o para la Educación, de tal manera que los usuarios pueden visualizar y manipular sin riesgo de rotura cualquier reliquia o vestigio histórico o fósil.
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