domingo, 13 de julio de 2014

Poca gente piensa en los dentistas, como un gremio profesional creativo. Su imagen pública, caracterizada por episodios prolongados de dolor o aburrimiento en la silla del dentista, oscurece el hecho de que muchos de ellos son grandes entusiastas de la aplicación de la tecnología más puntera en su trabajo.
Andrew Dawud y Susan Tanner. Foto de Charlie Bibby.


Un ejemplo claro es el de Andrew Dawud y Susan Tanner, una pareja de dentistas que regentan en Londres la clínica Dawud & Tanner.


"Los dentistas llevamos utilizando la impresión 3D desde hace 10 años, para fabricar objetos que realmente no se puede hacer de otra manera", asegura Dawud.

En su laboratorio disponen de seis impresoras 3D capaces de imprimir objetos en distintos materiales, como plástico, resina, yeso o metal.


El principal uso de la impresión 3D en odontología es la fabricación de réplicas precisas de los rostros, mandíbulas y dientes de los pacientes. Con estos modelos pueden planificar mejor la cirugía oral y diseñar prótesis faciales que se ajustan perfectamente a la anatomía del paciente.


Así lo explica Dawud: "Si tenemos una copia exacta de la mandíbula, por ejemplo, se hace mucho más fácil planificar el procedimiento, diseñar los implantes o practicar con la réplica antes de realizar la cirugía al paciente".
Algunos pacientes han perdido una gran cantidad de hueso de la mandíbula por enfermedad, accidente o un disparo en la cara. El dentista puede necesitar la colaboración de varios cirujanos para llevar a cabo la compleja reconstrucción del rostro. Disponer de un modelo en 3D supone una gran ayuda en estos casos.


Los datos de la impresora generalmente provienen de un escáner TC (tomografía computerizada) que produce imágenes 3D en capas muy finas. Posteriormente se utiliza un software para “apilar” las capas dando como resultado un modelo 3D en alta resolución que se exporta a la impresora 3D.

Aunque la fabricación convencional todavía produce la mayoría de los implantes, un número creciente están siendo impresos, a menudo utilizando Peekun plástico muy resistente que puede ser implantado en la mandíbula para reemplazar el hueso perdido.


"Nuestra experiencia con el uso de la tecnología en casos extremos nos permite hacer un tratamiento sencillo aún más sencillo, y para muchos pacientes, supone hacer posible lo que antes se consideraba imposible", dice Dawud.


Por lo tanto, la impresión 3D en el mundo de la odontología hará que los procesos de recreación de estos modelos sean más productivos, optimizando el tiempo de generación y ganando gran calidad en su trabajo.

Así pues, ¿sigues pensando que la impresión 3D es un mundo exclusivo de personas técnicas?

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Fuente: Financial Times 

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